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VALDESOTOS: STURM UND DRANG EN EL ALTO JARAMA

Publicado en "Por Cuenta Propia", Azuqueca de Henares, diciembre de 2007

¿Qué ser que vive, piensa y siente no ama,
por sobre todas las maravillas que aparecen
en el dilatado espacio circundante,
la luz, júbilo del universo,
con sus colores, sus rayos y sus ondas,
con su dulce omnipresencia cuando es día y despertar?

HIMNOS A LA NOCHE
“Himno nº I”
Novalis

El barón Georg Philipp Friedrich von Handenberg, Novalis, es el máximo exponente del Sturm und Drang, traducido literalmente por “Tempestad y Sentimiento”. Junto a Hölderlin, Schlegel, Tieck, Schiller, Fichte, Herder y el mismísimo Goethe serán los precursores de la convulsión cultural que azotará Alemania hacia finales del siglo XVIII, exaltando el volkgeits o “espíritu del pueblo” que disfrazado de nacionalismo exacerbado se extenderá por toda Europa, desembocando en el Romanticismo Pleno de la primera mitad del siglo XIX.
Los románticos alemanes creían que la naturaleza desarrollaba su fuerza y poder en el hombre, actuando sobre el campo de las ideas y dando lugar al genio. Genio y naturaleza se transformaban en entes autónomos con una misma capacidad creadora; genio y naturaleza eran todo uno; genio y naturaleza eran la esencia de la vida.
Situado a escasos 40 minutos de la capital, tomando la carretera de Fontanar dirección Tamajón, Valdesotos es uno de esos lugares donde el ser humano puede reencontrarse con su genio. La simbiosis entre el hombre y la naturaleza se nota de una forma tan clara al pasear por sus empedradas calles, que uno acaba ebrio de grises sensaciones, y ensimismado en sus parajes de pizarra, se deja llevar colina abajo siguiendo la angosta carretera hacia el embalse de El Vado. La calma y el desasosiego se conjugan entonces con la soledad, y el miedo a verse minúsculo y débil se rinde ante la fuerza del agua, torrente turbio que destruye a su paso todo lo que alcanza en su trasiego por el curso alto del Jarama. El paisaje se convierte pues en un conjunto de fuerzas telúricas que nos sumergen en un estado de excitación sin duda muy similar al sentimiento del viajero, que representado de una forma sublime por Caspar David Friedrich, contempla un mar de nubes.
En compañía de Ramón Fernández Dacal descubrí Valdesotos. A él, compañero inseparable, goliardo de profesión y romántico de la amistad, dedico este artículo. A él y a mi mujer e hija, por perdonarme el tiempo que no paso en su compañía y por comprender mis ansias de conocer estos lugares.
Elige, lector, un romántico compañero y disfruta de tu genio.

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy bien encontrada la relación entre el Romanticismo alemán y los parajes de Otoño de Guadalajara